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POEMARIO: CREPÚSCULO




Foto: Francisco Valdés de la Torre, Cocoyoc, México





Crepúsculo


in memoriam


Después del adiós... desde que no te miro...


La soledad es un sentimiento de abandono,


una tristeza profunda anudada en la garganta,


una nostalgia que no acaba de salir del pecho,


es ser y no ser uno mismo, es como estar ausente.





Como esas tardes de domingo, al final del día,


en el campo y los montes de la tierra amada,


cuando un sol rojo baja al horizonte, al ocaso;


La tristeza como la penumbra todo lo invade;


El día muere y es como si todo muriese con él.






Fatigados regresan los labradores de las milpas,


con la tarecua y el machete echados al hombro,


y los ganados pausadamente marchan al corral,


gallinas y guajolotes buscan la altura de los árboles,


en el huizache la congucha arrulla: “guo-gu, guo-gu”.





En agitado y zigzagueante vuelo cruzan los murciélagos,


bajo un cielo de fuego anaranjado y las bandadas buscan


la copa más espesa de la ceiba, con algarabía y chillidos;


los sonidos del día callan y comienzan los de la noche:


las voces del grillo, la rana, el tecolote y la coapúa.






Lentamente la luz cede el espacio a las sombras,


en el firmamento se encienden millares de estrellas,


azules, rojas y amarillas ...son los ojos de la noche,


iluminando a la distancia vigilan la Vida en la Tierra,


son los espíritus de los antepasados, los protectores.





Inadvertida, como llegó, la melancolía pasa y se va,


desde mi pequeñez mis ojos y mis oídos sorprendidos,


se llenan de la belleza misteriosa del Universo infinito;


de pie en la alta montaña atestiguo, en palco de privilegio,


el espectáculo maravilloso de la Vida y del Cosmos.





In Memoriam, Ing. Francisco Valdés Benitez, R.I.P.


Francisco Valdés de la Torre.

Memento Audere Semper




México MMVIII