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domingo, 21 de diciembre de 2014

Mira Hacia Arriba, ... Pero, No dejes de Mirar Hacia Abajo.


Foto:Internet


Mira Hacia Arriba y Abajo

Un día mi padre me dijo: mira hacia arriba,
levanta los ojos hacia las estrellas, al infinito,
así que un día, con trabajo y tesón,  apuntando
alto conquistarás los sueños de la humanidad.



Otro día mi madre me dijo: mira hacia abajo,
El Cosmos y la vida son la obra de su Creador,
ama y cuida a los más pequeños hijos de Dios,
así en el amor a los otros lo encontrarás a Él.


Un día crecí, deje el hogar y caminé por el mundo,
así confirmé la enseñanza paterna: lo que pides
la vida te lo da a cambio de tu esfuerzo vital, más
el sueño del Hombre es un espejismo del desierto.



Otro día fui al bosque, a vivir, comer y beber de Él,
me convertí en un árbol irradiado por el padre sol,
eche raíces en la madre tierra generosa y amorosa,
amé las criaturas,  entonces algo en el árbol musitó,
Todos Somos Uno, y percibí la verdad en mi madre.



Padre,
Gracias te doy por estos dos sabios seres
a cuyo amor y cuidado fui encomendado.



Vida Silvestre en el Bosque de Niebla de Chavarrillo, Ver. En YouTube. 
(dar click, poner en alta definición y conectar los altavoces)





Francisco Valdés de la Torre. 
Memento Audere Semper












México MMXIV

sábado, 29 de noviembre de 2014

Humanismo con los otros seres vivos: Ellos También Sienten


Una Jirafa Desesperada Se acercó a Pedir Ayuda Para Su Cría
  
Muchos animales por lo general son recelosos con los humanos, particularmente cuando están en la compañía de sus bebés. Pero en una apuesta desesperada por salvar la vida de su cría recién nacida, una mamá jirafa se acercó a los humanos para que la ayudaran.

Un par de meses atrás, mientras caminaba por las tierras de la Reserva Natural Privada Oori en Sudáfrica, Sam Wingate y un amigo fueron abordados por una jirafa hembra. La reconocieron como la misma jirafa que habían visto a la distancia el día anterior en compañía de su cría recién nacida, pero ahora se encontraba sola y parecía angustiada.

Sam, un guía de vida salvaje de 1 2 Go Tours, dice que tenía la sensación de que la jirafa necesitaba ayuda, pero que no estaba seguro de cuál era el problema. Así que la pareja cautelosamente empezó a caminar en la dirección de la jirafa, ella se dio vuelta y los guió a un árbol a unos 3 metros de distancia.

Ahí, recostada en la sombra, descubrieron a su recién nacida quién parecía ser incapaz de levantarse. “Cuando la vi por primera vez, pude notar que acababa de nacer”, contó Sam a The Dodo. “Podías ver que su cordón umbilical aún no había sido cortado”.

No estaba seguro de qué debían hacer después, pero pronto se dieron cuenta de que tenían que buscar ayuda. En un principio, Sam no quería acercarse a la cría por miedo de que la madre lo viera como una amenaza. “No quería acercarme con ella aún junto a la cría. Una patada podría haberme matado”, dijo Sam. “Pero a lo mejor sintió mi vacilación, ya que se hizo a un lado. Esa fue la parte más increíble de la historia. De verdad se hizo a un lado para que me pudiera acercar a la cría”.

Mientras la mamá de la recién nacida miraba desde la distancia, Sam y su amigo trataron de ver qué estaba mal, sospechando que la cría podría haber salido mal de la jirafa cuando nacía y quizás estaba aturdida. No parecía estar sangrando o herida. “De alguna manera logramos levantar a la jirafa para que se parara y caminó un par de pasos y se cayó”, recordó Sam.

Después de decidir que el animal cansado necesitaba más ayuda de la que podían darle, Sam y su amigo se fueron y pararon en una casa para poder llamar al veterinario. Desafortunadamente, descubrieron más tarde que el veterinario había descubierto a otro animal en un peor estado, así que no pudieron hacer mucho para ayudar a esa pobre cría que murió un poco después.

A pesar de este triste final, Sam sospecha que la mamá de la cría puede aún estar agradecida de que al menos trató de ayudar. Después de ese notable encuentro en el que los guió a su recién nacida, se ha encontrado con la misma jirafa muchas veces. “Muy seguido se me acerca, más que las otras. Me gustaría pensar que es gratitud”, dice Sam. “Se me acercó en un momento de desesperación cuando su hija estaba muriendo. Buscó el apoyo más cercano que tenía y ese fui yo”.

Por Romina Bevilacqua


Manada de Bisontes Tratando de Reanimar a Cría Muerta, en Chernobyl.

Video por: Igor Byshnev en YT


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Francisco Valdés de la Torre
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México MMXIV

sábado, 12 de julio de 2014

HUMANISTAS. LEONARDO BOFF: El Arte de Cuidar a los Enfermos.




El Arte de Cuidar a los Enfermos.
Por Leonardo Boff


En los últimos años he trabajado en profundidad la categoría de cuidado sobre todo en los libros 'Saber cuidar' y 'El cuidado necesario'. Cuidar más que una técnica o una virtud, entre otras, es un arte y un nuevo paradigma de respeto, con la naturaleza y con las relaciones humanas, amoroso, diligente y participativo. He tomado parte en muchas reuniones y conferencias de profesionales de la salud con los que he podido hablar y aprender, pues el cuidado es la ética natural de esta actividad tan sagrada. Retomo aquí algunas ideas referentes a las actitudes que deben estar presentes en las personas que cuidan a los enfermos ya sea en casa o en el hospital. Veamos algunas de ellas.




Compasión: es la capacidad de ponerse en el lugar del otro y sentir con él. Que perciba que no está solo en su dolor.


Caricia esencial: tocar al otro es devolverle la certeza de que pertenece a nuestra humanidad; el toque de la caricia es una manifestación de amor. A menudo, la enfermedad es una señal de que el paciente quiere comunicarse, hablar y ser escuchado. Quiere encontrar un sentido a la enfermedad. El enfermero o la enfermera y el médico o la médica pueden ayudarle a abrirse y hablar. Testimonio de una enfermera: "Cuando te toco, te cuido, cuando te cuido te toco… Si eres una persona mayor te cuido cuando estas cansado; te toco cuando te abrazo; te toco cuando estás llorando, te cuido cuando ya no puedes andar".


Asistencia sensata: El paciente necesita ayuda y la enfermera o enfermero desea cuidar. La convergencia de estos dos movimientos genera reciprocidad y la superación del sentimiento de una relación desigual. Crearle un soporte que le permita mantener una relativa autonomía. La asistencia debe ser prudente: incentivar al paciente a hacer todo lo que él pueda, animarle a hacerlo y asistirlo solamente cuando ya no puede hacerlo por sí mismo.



Devolverle la confianza en la vida: Lo que más desea el enfermo es recuperar el equilibrio perdido y volver a estar sano. De aquí que sea decisivo devolverle la confianza en la vida, en sus energías interiores, físicas, psíquicas y espirituales, pues ellas actúan como verdaderas medicinas. Incentivar gestos simbólicos cargados de afecto. No es raro que los dibujos que una niña hace para su padre enfermo susciten en él tanta energía y buen ánimo como si hubiera tomado la mejor de las medicinas. Ayudarle a acoger la condición humana: Normalmente el paciente se pregunta sorprendido: ¿Por qué me tiene que pasar esto a mí ahora que todo me iba tan bien? ¿Por qué si soy joven aun me ataca esta grave enfermedad? ¿Por qué las relaciones familiares, sociales y laborales se cortan por la enfermedad? Tales interrogantes remiten a una reflexión humilde sobre la condition humaine, expuesta en todo momento a riesgos y a vulnerabilidad inesperadas.

Toda persona sana puede enfermar. Y toda enfermedad remite a la salud que es el principal valor de referencia. Pero no conseguimos saltar por encima de nuestra sombra y no hay modo de acoger la vida así como es: sana y enferma, fuerte y frágil, apasionada por vida y teniendo que aceptar eventuales enfermedades y, en última instancia, la misma muerte. En esos momentos los pacientes hacen profundas revisiones de vida, no se contentan solo con las explicaciones científicas (siempre necesarias) dadas por los médicos, sino que ansían un sentido que surge a partir de un diálogo profundo con su Self o de la palabra sabia de un sacerdote, de un pastor o de una persona espiritual. Recuperan entonces valores cotidianos que antes ni siquiera notaban, redefinen su plan de vida y maduran. Y acaban teniendo paz. 

Acompañarle en la gran travesía: Hay un momento inevitable en que todos, hasta la persona más anciana del mundo, tenemos que morir. Es la ley de la vida, sujeta a la muerte. Es una travesía decisiva. Debe ser preparada por toda una vida que se ha guiado por valores morales generosos, responsables y benéficos. Sin embargo, para la gran mayoría, la muerte es sufrida como un asalto y un secuestro ante los cuales se siente impotente. Y finalmente se da cuenta de que debe entregarse.




La presencia discreta, respetuosa de la enfermera o del enfermero, dándole la mano, susurrándole palabras de consuelo, invitándolo a ir al encuentro de la Luz y al seno de Dios que es Padre y Madre de bondad pueden hacer que el moribundo salga de la vida sereno y agradecido por la existencia que vivió.

Si tiene una referencia religiosa, susurrarle al oído las palabras tan consoladoras de San Juan: Si tu corazón te acusa, recuerda que Dios es más grande que tu corazón (3,20). Puede entregarse tranquilamente a Dios cuyo corazón es de puro amor y misericordia. Morir es caer en los brazos de Dios.




Aquí el cuidado se revela mucho más como arte que como técnica y supone en el profesional de la salud densidad de vida, sentido espiritual y una mirada que va más allá de la vida y de la muerte.

Alcanzar ese estadio es una misión que el enfermero y la enfermera, también los médicos y las médicas deben buscar para ser plenamente servidores de la vida. Para todos valen estas palabras sabias: La tragedia de la vida no es la muerte, sino aquello que dejamos morir dentro de nosotros mientras vivimos.

Leonardo Boff  
(Concordia, Brasil 1938 -)
Teólogo, Humanista, Pensador, Filósofo, Ecologista y Escritor Brasileño.






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Francisco Valdés de la Torre
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México MMIV





jueves, 29 de mayo de 2014

La Mejor Noticia







La Mejor Noticia

La mejor noticia que podemos recibir cada mañana es la de que aún continuamos con vida; sin embargo, lo más probable es que esta mañana usted haya abierto los ojos, se haya levantado apresuradamente y, aunque suene ilógico, se haya percatado de todo, menos de que aún esta vivo.

¿Cuál es la diferencia entre vivir inconsciente de que se disfruta de estar vivo, y vivir consciente de estar gozando del privilegio de estar vivo? 

La diferencia estriba, indiscutiblemente, en que sin estar consciente de estar vivo, no se valora la vida; en cambio, estando consciente, se agradece, primero que nada, al Supremo la gracia de estar vivo, y se valoran, por lo tanto, cada uno de los instantes en que uno permanece con vida.

Asegurar, de acuerdo al adagio popular, que "nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde", resulta demasiado fatalista: hay personas que en este mundo sí saben que tienen la vida, y disfrutan de ella compartiéndola con las de los demás.

Sea usted una de estas personas. No caiga en el error de no saber lo que tiene hasta que lo haya perdido; resístase a formar parte de ese "nadie" que nunca supo que tenía vida y, por lo tanto, nunca supo valorarla.

Piense cuál sería la reacción de una persona que hubiera muerto y que de repente, milagrosamente, se le otorga vida de nuevo. 

Usted no tuvo que morir ayer para estar vivo hoy; sin embargo, ese regalo le fue otorgado nuevamente y no deja de ser el más maravilloso que hay.

Herman Hesse
Escritor Germano-Suizo, premio Nobel de Literatura 1948.




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Francisco Valdés de la Torre
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México MMXIV