La Efímera y El Roble
El fin y el final de la vida son
misterios que la mente humana no acaba de resolver, plantean incógnitas para
las cuales no existen respuestas certeras, las religiones, las filosofías y
otros sistemas del pensamiento humano han propuesto algunas respuestas, más entre
ellas no existe, en realidad, una sola que las unifique, más pueden ser
complementarias.
En algunos de nosotros nuestra mente-espíritu pregunta e
intenta buscar respuestas, otros resignados se conforman con vivir el momento.
Más cuando enfrentamos cercanamente la realidad de la muerte en alguien próximo,
es entonces que vemos como en un espejo nuestro propio fin como una realidad
factible y son esos momentos en que mezclado con la tristeza y el dolor nuestra
mente-espíritu se cuestiona esas preguntas fundamentales ¿Para qué se vive? ¿Por
qué se vive? ¿Por qué hay que morir? ¿Qué hay después de la muerte? ¿Existe un
Dios bondadoso?…. y otras más.
La consciencia no puede comprender como algo
tan hermoso, como es la vida, termine; ni que un ser divino tan magnífico lo
permita y también permita el sufrimiento… pero no hay tal, los procesos de la Vida y del Cosmos a la par, a mi manera de ver tienen fines que nosotros no
alcanzamos a comprender en lo inmediato, en nuestra perspectiva humana y
terrenal, para ilustrar narraré una pequeña historia:
Cuentan que una efímera –un insecto que lleva
ese nombre porque solamente vive un día: en un día nace, se aparea y muere
- estaba parada en el tronco de un roble
centenario… entonces alguien que pasaba preguntó al insecto si había notado
algún cambio en el vetusto árbol, y la
efímera muy ufana contesto: “…no, no creo, llevo
toda mi vida aquí y no he observado ningún cambio…”
¡Evidente cortedad de miras de la efímera por su propia naturaleza! Así los seres humanos ante la escala y los procesos del Cosmos Magnífico.
Recién un amigo muy apesadumbrado me comunicó la pérdida de su
compañera de toda la vida y le he dicho: …Amigo, la
vida es una, tiene un principio y un final, durante nuestras vidas coincidimos
y caminamos un trecho con personas hermosas, en esa cercanía las llegamos a
amar, a veces de esa cercanía y de ese amor y unión surgen otras personas
hermosas, por un misterio insondable que genera esa maravilla que llamamos
Vida, a esas otras personas les llamamos hijos, son la prueba viviente de ese
amor. Así en una sucesión de pasos innumerables, entreverados, que en lo individual
no alcanzamos a percibir cual es su sentido.
En el
discurso cósmico estos sucesos, las vidas individuales, son solamente un paso
de un Todo en continuo cambio y evolución, del cual cada uno de nosotros
formamos una pequeña parte, y como todo en el Cosmos llegado el momento sufriremos una transformación, a esa transformación le
llamamos muerte, más los procesos cósmicos no son azarosos como a primera vista
parece, hay un orden y un fin que la mente humana, aún con todo el conocimiento
logrado, no alcanza a comprender…
…Porque
somos la efímera parada en el tronco de un vetusto roble.
Francisco Valdés de la Torre
Memento Audere Semper
México MMXV