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domingo, 24 de octubre de 2010

Humanismo Médico

HUMANISMO MEDICO

Presentado el 14 de julio de 2010.
Esta es la segunda de una serie de tres conferencias, referentes a ética médica, entendida esta como la conducta apropiada que asume el médico ante el paciente y su familia. En la primera charla situamos al Hombre -homo sapiens- en el contexto de Cosmos, haré una pequeña recapitulación de ello antes de entrar en el tema del humanismo médico.
El Cosmos.
El universo es un lugar sorprendente, los conocimientos que nos aporta la ciencia contemporánea nos hablan de una vastedad inmensa, poblada de varios cientos de miles de millones de galaxias cada una, a su vez, constituida por miles de millones de soles, con justa razón cuando nos referimos a cantidades muy grandes decimos que se trata de cifras astronómicas. Existen otros cuerpos celestes, nubes de gas y polvo cósmico, agujeros negros, cuásares…etc., y por supuesto existen diversos tipos de energía y fuerzas físicas como la fuerza gravitatoria, las fuerzas electromagnéticas, etc. que le dan cohesión y dinamismo a la materia. Más aún el conocimiento que la ciencia nos aporta, nos dice que materia, energía y tiempo son un continuo, la explicaciones de la física cuántica y los problemas para aplicarlo o hacerlo compatible con el entendimiento de macro-Cosmos escapan a mis posibilidades de comprensión, de manera que no hablare de ello, baste mencionarlo para comprender lo sorprende y complejo del asunto.
Nuestra galaxia es la vía láctea, una galaxia espiral de 100 000 millones de soles, nuestro sol es una estrella de quinto orden, situado en uno de los brazos periféricos de este majestuoso “camino de leche” de los Griegos.
De los planetas, lunas, asteroides y cometas que orbitan al sol, hasta donde se ha podido constatar, solo uno se encuentra poblado por seres vivos, se trata un pequeño globo azul en donde por alguna razón ha surgido el fenómeno que llamamos vida. En los otros astros, la luna, Marte, las lunas de los grandes planetas, las sondas espaciales que se han posado en sus superficies o que los han orbitado no han encontrado ni un solo microbio, vaya ningún rastro de materia orgánica, no podemos descartar que en resto del Cosmos pudiera existir Vida y aún vida inteligente, pero hasta el día de hoy eso no ha podido ser comprobado.
La Vida Tierra.
La tierra es un mundo vibrante, cubierto en sus tres cuartas partes por agua y rodeado de una atmosfera rica en oxigeno. La vida bulle en sus mares, en la superficie terrestre y en los aires en una gran diversidad de formas vivientes: microrganismos, organismos pluricelulares de complejidad variable, vegetales, animales en una biodiversidad que hoy día se ve amenazada, en su sobrevivencia, por cambios en los ecosistemas inducidos por los seres humanos.
Entre esos seres vivos se encuentra el Hombre, los seres humanos que tenemos ciertas características y habilidades que han permitido el surgimiento de sociedades humanas y su expansión por toda la superficie del globo.
Nosotros los médicos y el personal de salud pertenecemos a este grupo: la humanidad, y laboramos dentro de una institución cuya misión es la atención de seres humanos enfermos de cáncer. Cada uno de nosotros por razones muy propias, válidas y con toda libertad hemos decidido hacer de este lugar nuestra casa de trabajo. Esta, a grandes rasgos, es nuestra posición en el Cosmos. Cada uno hemos hecho libremente nuestra elección, en conciencia y con responsabilidad.
Hoy tocaremos un tema que le es muy propio a la medicina: El Humanismo.
El Humanismo Médico.
A manera de justificación de esta inquietud, casi obsesiva mía por el tema del humanismo, quiero citar al literato Latino Terencio que escribió: Hombre soy todo lo humano me concierne, esto es como humano que soy, me importa tratar los todos temas relacionados con el Hombre, con mi especie el homo sapiens, pues todo lo humano me es propio.
Si hay una profesión dedicada al servicio del ser humano esa es la medicina, en su declaración de principios la gran mayoría de las personas que deciden hacerse médicos mencionan entre sus motivaciones principales para estudiar medicina el prestar ayuda a sus semejantes, el servir a los enfermos, en ocasiones se mencionan aspiraciones científicas y de investigación clínica y en menor grado el afán lucro, ello por lo menos en la etapa romántica del joven médico o estudiante de medicina.
Lo sé porque en mis épocas de docente en la Facultad de Medicina, de la UNAM a cada grupo de alumnos que recibía, al inicio de cursos, solía aplicarle una pequeña encuesta: les pedía que sacaran una hoja de papel en blanco y que en uno de sus lados respondieran la siguiente pregunta: ¿Por qué quise ser medico?, y en el reverso la segunda pregunta ¿Qué tipo o clase de medico aspiro llegar a ser? Debo decir que una hora nunca fue suficiente para que los alumnos se decidieran a entregar sus escritos, invariablemente en respuesta a la primera pregunta se encontraban deseos de servir, de ayudar, de curar la enfermedad, aliviar el sufrimiento. En la segunda respuesta todos querían ser buenos médicos o cirujanos, capaces y preparados, nunca encontré alguien que no quisiera ser bueno.
¿Es necesario, hoy día, hablar de humanismo médico? ¿Es el humanismo de interés en la época actual?
Indudablemente vivimos tiempos aciagos, desde que soy nuestra nación vive en crisis, las crisis son oportunidades para llegar a ser mejores así que regocijémonos somos afortunados tenemos una oportunidad.
Desde luego estos tiempos son especialmente preocupantes en nuestro país que se encuentra en guerra, es una guerra intestina –interna- el enemigo está en casa, todos los días nos despertamos con la noticia de secuestros, de crímenes horrendos y asesinatos perpetrados con saña y crueldad inaudita, vistas solamente en épocas oscuras de la humanidad, la época del terror, las grandes guerras, en el nazismo, y ahora en nuestra época presente. La verdad en ocasiones evitamos ver las noticias o leer los periódicos. Pero no se puede ocultar lo que ocurre en mayor o menor grado en nuestra sociedad:
- La vida y la dignidad humana están degradadas.
- La libertad pretende acotarse con el miedo cuando no con el terror.
- Las conciencias se acalla con dádivas y corrupción cuando no con la violencia y muerte.
- Los valores humanos están trastocados por el deseo de poder o riqueza.
- Una elevada proporción de la población vive en la pobreza o francamente en la miseria, material, cultural y espiritual.
Podríamos pensar que estamos a salvo, que eso ocurre muy lejos de nosotros, en otros estados, en otros lugares. Es como la ilusión de aquel individuo que piensa que la enfermedad o la muerte le ocurren al otro, al vecino o a algún desconocido enterándose por las noticias, grande es la sorpresa cuando le ocurre enfermar o morir él mismo o alguien de su propia familia ¡Oh iluso! ¿Acaso nadie se te dijo que la enfermedad y la muerte no respetan a ninguno?
Sí, sí se hace necesario hablar sobre el ser humano y los valores o características que le son propios, reconociendo la necesidad de fomentarlos, a todo lo largo y ancho de la sociedad mexicana, pero especialmente en el ámbito medico, por lo delicado y sensible del que-hacer medico. Estoy convencido que ello nos llevara a ser mejores, por nosotros mismos y por nuestros pacientes.
¿Qué entiendo por el ser humano desde la perspectiva humanista?,
Entiendo al ser humano con un individuo que se constituye en un proyecto en sí mismo, que tiene una vida propia con una dimensión biológica, psicológica, social y cultural, poseedor de una conciencia de sí y de su entorno basada en la razón y en sus experiencias vivenciales; que ejerce en su vida en un marco de libertad y responsabilidad. Que debe ser tratado con respeto y dignidad independientemente de su condición económica, cultural, grupo étnico, edad, sexo, credo religioso, filiación política, o preferencias sexuales. Que vive y se realiza dentro de la sociedad humana y que está en constante transformación.
Hay dos visiones básicamente del ser humano.
a) Quien se convierte un objeto y enajenado vive a expensas de ser explotado o usado para los fines de otros y además lo permite. O es él quien explota a los demás o al entorno para enajenadamente acumular riqueza y posesiones, privilegiando "el tener".
b) Y quien toma conciencia de sus potencialidades y se autotransforma y humaniza al comprometerse a desarrollarlas o ejercerlas responsablemente, se auto crea, o bien crea arte, ciencia, etc. privilegiando "el ser".
El humanismo médico es praxis, se ejerce.
Tuve la fortuna, en mi época formativa como estudiante de la clínica de cardiología, en el Instituto Nacional de Cardiología, de conocer al Maestro Ignacio Chávez Sánchez, gloria de la medicina Mexicana, poco tiempo antes de que falleciera y escuchar de su boca conceptos sobre ciencia y humanismo en medicina. El Maestro decía, entre otras cosas, que “El humanismo no es un lujo ni un refinamiento de estudiosos que tienen tiempo de gastarlo en frivolidades. Humanismo quiere decir cultura, comprensión del hombre en sus aspiraciones y miserias; valoración de lo que es bueno, lo que es bello y lo que es justo en la vida; fijación de normas que rigen nuestro mundo interior; afán de superación…”
Es claro pues que el llegar a desarrollar el humanismo médico no es producto del azar, tampoco se puede lograr por el hecho de mencionarlo en documentos o programas institucionales ni por decreto. Se requiere una reflexión y el convencimiento profundos que nos mueva a un cambio en las actitudes ante el paciente y la búsqueda y adquisición de esa cultura superior que permita ver no solamente la enfermedad sino el padecimiento, ver no solo el cuerpo enfermo sino a la persona que padece. El camino es acercarse a la cultura, no como un adorno, sino como fuente de inspiración y conocimiento del el Hombre, particularmente las ciencias humanas, al estudio la filosofía y la historia, la antropología y la psicología, la bioética, la literatura y el arte. Parece que es mucho lo que se nos pide, pero el médico tendrá que sacar tiempo y energía de donde no lo hay si quiere adquirir esa cultura sólida que diferencia al técnico del verdadero profesional de la medicina.
El tiempo ha transcurrido y no quiero abusar de vuestra benevolencia, he querido agitar la tranquila superficie de vuestras conciencias, si he logrado generar algunas olas, en esas tranquilas aguas, podré darme por satisfecho.
A manera de despedida, mis amigos, quiero compartiros dos sentencias, de los sabios de la antigüedad clásica, que nos mueven a la acción:
Medice cura te ipsum, médico cúrate a ti mismo, de los latinos y “Conócete a ti mismo” de los griegos, son dos máximas que, a través de la lejanía de los siglos, continúan señalándonos el imperativo moral de ser mejores.

Francisco Valdés de la Torre
Memento Audere Semper