Amazonas (Oda)

Foto: Internet

Amazonas

Sois amazonas, guerreras infatigables del Anáhuac!
El cuerpo erguido, la mirada aquilea, la cabellera al aire,
La palabra ágil, galopante a la par que el pensamiento,
Indomable, ambicioso, altivo  se ensancha el intelecto,
Por la quinta raza, de la era nueva, habla vuestro espíritu.


Amazona aguerrida del tercer milenio eres madre-hija,
Quiso incontestable destino herir fulgurante tu pecho,
‘El cuerpo solamente es estuche donde mora el espíritu’,
La misión suprema ha sido marcada por los ancestros,
Con letras de fuego, es tu albedrío elevar la antorcha.


Broncínea amazona, os arrancasteis el impertinente seno,
Blanda la siniestra el arco y tense la cuerda la diestra mano
Arrojando saetas al futuro incierto, con fe inquebrantable,
Flechas de anhelo y esperanza, raudas hacia la diana anhelada,
Tus lides verás retribuidas como fénix elevado de las llamas.


Convencidas venced al mal, con el bien-hacer a los hermanos,
El arte es largo, difícil el juicio, la experiencia y la gloria vana,
Que la búsqueda de la verdad, el bien y el amor marque tú frente,
Humanas sois y nada de vuestra raza os es extraña ni lejana,
¡Amazonas seguid, luchad!,  ¡Que el sol no muera en el poniente!

Nuestras enfermas de cáncer de mama son verdaderas amazonas, guerreras, y aguerridas, hacen arrancar de si el seno enfermo para continuar en la lucha turbulenta que es la vida; tal cual las amazonas de la leyenda mitológica griega que amantes de la guerra y de la caza se hacían amputar uno de los pechos que les estorbaba para blandir y tensar el arco y flechas. Tal es el mérito y valor de nuestras mujeres ni más ni menos. Tienen siempre mi respeto, consideración y apoyo fraterno. 

A ellas va dirigida esta oda de aliento y reconocimiento.


Portugués

AMAZONAS

Sois amazonas, guerreiras infatigáveis do Anáhuac!

O corpo erguido, o olhar atento, a cabeleira ao vento,

A palavra ágil e o pensamento galopando paralelamente,

Indomável, ambicioso e altivo se expande o intelecto,

Pela quinta raça, da nova era, fala o vosso espírito.

Amazonas aguerridas do terceiro milênio,  sois mãe-filha,

Quis o incontrolável destino dilacerar vosso peito

“O corpo é apenas a morada do espírito”,

A missão suprema, marcada pelos ancestrais com letras de fogo,

 É vosso arbítrio em erguer a tocha.

Bronzeadas amazonas, arrancastes o impertinente seio,

Empunheis na mão esquerda o arco e com direita distendeis a corda,

Lançando flechas com fé inquebrantável no futuro incerto,

Flechas de anseio e esperança, para a Diana desejada,

Vereis retribuídos vossos combates, como fénix elevado das chamas.

Confiantes, vencei o mal, fazendo o bem aos irmãos,

A arte é extensa, difícil o juízo e vã a experiência e a gloria,

Que a busca da verdade, o bem e o amor marquem vossa frente,

Sois humanas e nada de vossa raça vos é estranha nem distante,

Segui e lutai amazonas! Que o sol não pereça no poente!

Nossas doentes de câncer mamário são verdadeiras amazonas, guerreiras e aguerridas fazem arrancar seu próprio seio enfermo para continuar na luta tumultuosa  que é a vida, tal qual as amazonas da legenda mitológica grega que, amantes da guerra e da caça, faziam amputar um dos seios que lhes estorvava ao brandir e distender o arco e as flechas. Tal é o mérito e valor de nossas mulheres, nem mais nem menos. Elas têm sempre o meu respeito, consideração e apoio fraternal.

A elas se dirige esta ode de alento e reconhecimento.

(agradeço à minha cara amiga Celina Girardi, pela tradução ao Português.)

Francisco Valdés de la Torre.
Memento Audere Semper

 












México, MMXIII